La nueva realidad laboral y empresaria y cómo nos afecta
En Argentina y en el mundo se han producido cambios muy rápidos y traumáticos tanto en el mundo del trabajo en relación de dependencia, como en la concentración de empresas.
El cambio de un “Estado de Bienestar” al actual “Estado de malestar”, sin querer ahondar en teorías económicas tiene sus orígenes en el progresivo triunfo de ideas diversas agrupadas bajo el nombre de neoliberalismo.
Como país dependiente y periférico, la Argentina ha sufrido mucho más los efectos de la llamada “globalización” que la ha dejado aún más debilitada.
Más allá de los posibles beneficios que estas políticas económicas hayan tenido en determinados contextos, lo cierto es que en nuestro país han producido aún más pobreza, desempleo e inequidad.
Las empresas han cambiado sustancialmente su relación con el mundo del trabajo generando situaciones de precarización nunca vistas anteriormente.
Las pequeñas empresas han sido compradas por otras mayores, logrando verdaderos monopolios que fijan precios y salarios de un modo casi absoluto, al no existir un equilibrio adecuado entre éstas y el Estado o los Gremios.
Frente a estos cambios vendidos como “progreso” o “competitividad”, etc. Lo reamente cierto es lo que vivimos día a día.
· El empleo se ha vuelto inestable y precario.
· Los salarios en términos de “capacidad de compra” se ven disminuidos día a día, mes a mes, año a año.
· Las condiciones laborales en cuanto a horas de trabajo y descanso, respeto por las individualidades, se han desmoronado creando un sinfín de enfermedades asociadas por el stress derivado de la altísima exigencia horaria y de dedicación.
· Se produce un fenómeno de pocas personas trabajando sobreocupadas y muchas sin trabajo o subocupadas.
· El nivel de calificación para obtener un puesto ha subido temerariamente sin que existan políticas educativas que nivelen este requerimiento.
· El comienzo de la vida productiva es difícil por “la falta de experiencia” y las personas mayores a 45 años aproximadamente son rechazadas por “viejas”.
¿Te parece realista algo de lo expuesto?
¿Serás alguna de las personas que sufren cotidianamente estos hechos y algunos más que no mencionamos?
¿Serás el caso arquetípico del Ingeniero que maneja un taxi?
¿Tendrás un excelente inglés y estás trabajando en “Call Centers”, llamando a personas en Texas o Nebraska por un sueldo magro?
¿Sos un profesional que ya no puede cobrar más de lo que regulan las administradoras (muchos médicos)?
¿Estudiaste alguna carrera por gusto como Antropología o Filosofía y te ves conminado a buscar otra ocupación o dedicarte a la docencia?
¿Intentaste emprender algo propio y te quedaste atascado?
¿Estás desempleado o bien podés estarlo en cualquier momento?
¿Tenés más de 45 años y mandás todos los curriculums que podés a los avisos, siguiendo al pie de la letra los consejos de consultores sin obtener resultados?
Puede que te sientas identificado con alguna pregunta o bien con alguna que no está escrita. Ahora bien, si no estás viviendo tu vida como deseás. ¿No crees que es hora de cambiar?
El cambio de un “Estado de Bienestar” al actual “Estado de malestar”, sin querer ahondar en teorías económicas tiene sus orígenes en el progresivo triunfo de ideas diversas agrupadas bajo el nombre de neoliberalismo.
Como país dependiente y periférico, la Argentina ha sufrido mucho más los efectos de la llamada “globalización” que la ha dejado aún más debilitada.
Más allá de los posibles beneficios que estas políticas económicas hayan tenido en determinados contextos, lo cierto es que en nuestro país han producido aún más pobreza, desempleo e inequidad.
Las empresas han cambiado sustancialmente su relación con el mundo del trabajo generando situaciones de precarización nunca vistas anteriormente.
Las pequeñas empresas han sido compradas por otras mayores, logrando verdaderos monopolios que fijan precios y salarios de un modo casi absoluto, al no existir un equilibrio adecuado entre éstas y el Estado o los Gremios.
Frente a estos cambios vendidos como “progreso” o “competitividad”, etc. Lo reamente cierto es lo que vivimos día a día.
· El empleo se ha vuelto inestable y precario.
· Los salarios en términos de “capacidad de compra” se ven disminuidos día a día, mes a mes, año a año.
· Las condiciones laborales en cuanto a horas de trabajo y descanso, respeto por las individualidades, se han desmoronado creando un sinfín de enfermedades asociadas por el stress derivado de la altísima exigencia horaria y de dedicación.
· Se produce un fenómeno de pocas personas trabajando sobreocupadas y muchas sin trabajo o subocupadas.
· El nivel de calificación para obtener un puesto ha subido temerariamente sin que existan políticas educativas que nivelen este requerimiento.
· El comienzo de la vida productiva es difícil por “la falta de experiencia” y las personas mayores a 45 años aproximadamente son rechazadas por “viejas”.
¿Te parece realista algo de lo expuesto?
¿Serás alguna de las personas que sufren cotidianamente estos hechos y algunos más que no mencionamos?
¿Serás el caso arquetípico del Ingeniero que maneja un taxi?
¿Tendrás un excelente inglés y estás trabajando en “Call Centers”, llamando a personas en Texas o Nebraska por un sueldo magro?
¿Sos un profesional que ya no puede cobrar más de lo que regulan las administradoras (muchos médicos)?
¿Estudiaste alguna carrera por gusto como Antropología o Filosofía y te ves conminado a buscar otra ocupación o dedicarte a la docencia?
¿Intentaste emprender algo propio y te quedaste atascado?
¿Estás desempleado o bien podés estarlo en cualquier momento?
¿Tenés más de 45 años y mandás todos los curriculums que podés a los avisos, siguiendo al pie de la letra los consejos de consultores sin obtener resultados?
Puede que te sientas identificado con alguna pregunta o bien con alguna que no está escrita. Ahora bien, si no estás viviendo tu vida como deseás. ¿No crees que es hora de cambiar?